Los beneficios del sorgo en las rotaciones.
Tomemos el caso de una rotación corta, basada principalmente en cultivos de invierno como la colza, el trigo y la cebada de invierno (rotación clásica en Francia central, la Borgoña o Poitou Charente). En esta situación, la introducción del sorgo se traduce en un alargamiento de las rotaciones. El sorgo es un «verdadero» cultivo de primavera, que se siembra de forma tardía (mediados de mayo), al contrario que las cebadas de primavera o la arveja proteica, que se siembran en febrero. Este desfase de 3 meses trastorna el ciclo de gramíneas tales como el césped inglés y el vulpino, pues las siembras falsas se desarrollan antes que las siembras del sorgo. Esto reduce las existencias de semilleros de los adventicios correspondientes. Otra ventaja del sorgo en materia de eliminación de malas hierbas: permite recurrir a herbicidas dotados de materias activas que no pueden usarse en otros cultivos de la rotación (colza, trigo o cebada), lo que contribuye a gestionar mejor los problemas de resistencias de adventicios. El sorgo reduce, por tanto, el IFT (índice de frecuencia de tratamiento) a la escala de la rotación.
El sorgo se integra perfectamente entre 2 cereales de paja, antes de la cebada y después del trigo. No existen contraindicaciones particulares. No obstante conviene ser prudentes con el riesgo de fusariosa en el trigo tierno o en el duro, que se implantará después del sorgo, y elegir variedades poco sensibles.
Otra acción beneficiosa del sorgo en la rotación: el aporte de materia orgánica al suelo. De hecho, la masa vegetal producida por el sorgo es tan importante que una vez reincorporada al suelo, contribuye a enriquecerlo y a nutrir a la fauna y la flora presentes, lo que resulta favorable para la vida del suelo y de la biodiversidad.