El sorgo es una de las plantas cultivadas que menos agua requiere.
Una de sus particularidades es la de ser una planta «en C4», mecanismo de absorción del CO2 que le proporciona un mayor rendimiento fotosintético y, por lo tanto, una mayor eficacia en condiciones de calor y sequedad.
Además, gracias a su sistema radicular sumamente denso (que puede descender a más de 2 metros de profundidad en suelos profundos y bien preparados), es capaz de extraer y utilizar con mayor eficacia el agua y los nutrientes del suelo.
Sus necesidades totales (reserva del suelo + lluvia +irrigación) son entre unos 400 y 500 mm.